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jueves, 9 de febrero de 2012

¿Qué sucedería si las personas en lugar de guiar nuestras vidas casi exclusivamente por la experiencia y el conocimiento también despertáramos esa capacidad de observación que nos permita vivir más de acuerdo con los hechos que con las ideas?
No es cuestión de especular como cambiaría el mundo, y todas esas cosas que podríamos imaginar, sino ver si somos capaces de darnos cuenta de la repercusión que tiene el hecho de la observación y el ser consciente de lo que uno es.
¿Qué es la observación?, es una cualidad que nos permite vernos y ser conscientes de lo que somos. Si queremos conocernos es lógico que debemos prestar atención a lo que pensamos, a lo que sentimos y a lo que hacemos y por lo tanto la observación tiene ese aspecto de la atención y del ser conscientes de lo que percibimos.
Sin embargo si mientras nos estamos observando emitimos juicios o nos reprimimos o nos controlamos eso no permitirá una verdadera observación. Quizás es necesario entender en profundidad que la observación no tiene un fin ni un propósito de cambiar lo que somos sino simplemente el conocernos y un aspecto importante de nosotros es observar nuestros intereses y propósitos sin ningún propósito.
¿Qué es lo que un ser humano aprende si experimenta esa cualidad de la observación?, quizás sea fácil de decir con palabras pero ciertamente es difícil de entenderlo si no se experimenta. En la observación lo primero que uno aprende es que está unido a lo que observa, que no hay separación entre el observador y lo observado.
Si uno observa su propio miedo, no existe uno que observa y el miedo sino que uno es el propio miedo, y haga lo que uno haga es producto del miedo.
Si uno observa el miedo de una persona, no existe mi miedo y el miedo de la otra persona sino que es el mismo miedo que ambos compartimos y si no lo vemos así quizás sea por miedo.
En la observación uno no se encuentra separado psicológicamente de lo que observa y por consiguiente en la observación se establecen relaciones de afecto, de cuidado, de respeto y de amor.
En la observación uno aprende también que el pensamiento unido a la memoria nos hace vivir reaccionando según prejuicios, heridas o experiencias del pasado y uno aprende que es el propio pensamiento de uno quien nos hace sufrir. En ese aprender surge, sin necesidad de desearlo, una transformación pues el pensamiento ya no tendría ese lugar preponderante de observador.
La observación nos permite ver los límites del conocimiento y darnos cuenta que el conocimiento no solucionará ningún problema de relación ni nos ayudará a comprender los aspectos psicológicos de nuestra existencia.
Cuando uno está atentamente observando no hay ese sentimiento de saber, más bien hay una sensación de curiosidad, de inocencia, de estar viendo por primera vez lo que se observa y es de ahí de donde resurge esa percepción de unidad, de soledad infinita donde únicamente existe la totalidad indivisible de la que todos formamos parte.
La inteligencia es la acción de la observación, es el ver y el hacer unidos sin que en ello intervenga el tiempo.
El misterio de la vida está en nosotros mismos, somos nosotros mismos, podemos descubrirlo con la observación, siendo conscientes de lo que somos y aprendiendo a conocernos en la relación mientras la vida nos transforma.
No podemos predecir los cambios en la vida, nadie puede sentir lo que aún no ha sucedido, pero si vivimos en observación morir y nacer tendrá un significado tan transformador que nadie podría reconocerse o tener conciencia de lo que fue.
La humanidad ha de darse cuenta que el conocimiento tiene sus límites y que la observación ha de despertarse para que el ser humano encuentre ese gran misterio que es la vida, que es el amor.
(De Goyo, "Amor a la Verdad" )

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