Las estrellas siempre están ahí. Busca la tuya.

miércoles, 15 de febrero de 2012

La vía de Douglas Harding

Por J. C. Amberchele


Habíamos finalizado un corto periodo de meditación, y uno de los hombres había comenzado una discusión del significado de "vacío", que tenía el efecto de abrir este embrollado asunto por todos conocido: a continuación tuvo lugar una discusión trivial, la cual, desde que esto es una prisión, pronto se transformó en una pelea. Mejor volver a la meditación, pensé, sigue la respiración, sin embargo nadie estaba de humor. La discusión continuó, pensé marcharme, pero entonces recordé las palabras de Harding sobre este Espacio Aquí, Capacidad incluso para la discusión, y recordé los ejercicios.

Los ejercicios son increíblemente simples y completamente radicales. El hecho es que son a la vez simples y radicales, así es como diría que son, aunque cuando me tope con ellos por primera vez en los libros de Harding tuve que reírme, eran tan disparatados. Entonces los entendí, "lo pillé", como dicen ellos, sabía que estaban seÑalando en la dirección correcta mientras que el resto del mundo no.

Entonces me levanté, los demás me miraron; comencé la meditación en movimiento, andando alrededor de nuestro pequeño círculo de sillas, pronto los demás se me unieron. La idea es no decir ni una palabra, mantener tus pensamientos a mínimo, enfocando tu atención a las sensaciones de tus pies mientras caminas, pero esta vez pedí a todos que olvidaran todo lo que alguna vez les había sino enseñado, como si hubiesen acabado de nacer en esta habitación y se encontrasen con que todo es nuevo y desconcocido. Les pedí que llevasen su atención al Ahora, Ahora, Ahora, como si pasado y futuro fueran pensamientos en los que no se podía pensar. Recordé el relato de Harding sobre su viaje en coche, observando como los postes telefónicos se deslizaban delante de él mientras él permanecía inmóvil, entonces pedí a cada uno hacer lo mismo, por ejemplo, pretendiendo que era la alfombra la que se movía, no ellos, mirar como las paredes y las sillas se deslizaban, la habitación se balanceaba locamente mientras ellos daban vueltas.
Esto provocó unas cuantas risitas. Después de un minuto o dos, nos sentamos otra vez y pedí al grupo que señalara al techo, que prestasen atención a lo que sus manos y dedos estaban señalando, en este caso las baldosas del techo y las instalaciones de la lámpara. Entonces uno tras otro, señalamos a la pared, al suelo, a nuestro regazo, nuestro pecho, fijándonos cada vez, que esto era un objeto (nuestra mano) seÑalando a otros objetos, con sus diversas cualidades descriptivas. Por fin seÑalamos al lugar desde el cual miramos, entonces repetí las preguntas que Harding siempre hacía: "Si dejas a un lado tu condicionamiento, dejas todo lo que alguna vez has aprendido y procedes sólo con la evidencia presente, ¿Qué es eso que ahora seÑalas?: ¿es un objeto opaco, redondo, separado, sólido, que se relaciona con esas cosas de ahí fuera? ¿o más bien estás apuntando a el Espacio para esas cosas, Capacidad? ¿no es este Espacio ilimitado, inmaculado y totalmente transparente? ¿no es Capacidad ilimitada en recibo de la habitación y lo que estás mirando? ¿No está despierta, y encuentras ese Despertar en ninguna parte del mundo excepto Aquí?
Nadie dijo ni una palabra. No teníamos ningún espejo ni ninguna cartulina con agujeros o bolsas de papel para los otros ejercicios. Antes de que todos ellos saltarán sobre mí, me figuré que podíamos tratar con la confrontación - algo con lo que los prisioneros estamos familiarizados - emparejándonos y sentándonos uno delante del otro. Los experimentos del "cara a no-cara" de Harding supone que tienes que tener una bolsa normal de supermercado con el fondo cortado, así que los dos extremos estén abiertos. Uno coloca al final del extremo su cara y el otro hace lo mismo en el otro extremo. La idea generalmente aceptada es que la parejas están confrontándose la una a la otra dentro de la bolsa, cara a cara. Esta es la forma normal en que nos relacionamos con los demás. Pero la pregunta de Harding se revela distinta: "Olvidando todo lo que alguna vez te han dicho, y sólo basándote en la evidencia presente ¿Cuántas caras exactamente son dadas? ¿estás cara a cara, o es cara allí y Espacio Aquí? ¿Estás confrontando a esa persona, o es Capacidad aquí para la otra persona allí? ¿no es cierto que no tienes nada aquí, ni siquiera una mota, con la cual mantener esa persona fuera? €no eres ilimitado, transparente, vacío en este extremo y al mismo tiempo no estás llenado con la persona que tienes delante de ti, así que en cierto modo tú has muerto en este extremo y has sido resucitado como la persona allí? ¿no estamos construidos de esta manera, para morir en favor de los otros? ¿ no es esta la base del amor?"

Bueno, te puedes imaginar lo que esperaba de mis compañeros de presidio, sin embargo me sorprendieron. Lo que oí fue, "¡Caray!" y carcajadas y más "¡Caray!" No sé si lo pillaron, pero algo sucedió en esa habitación, igual sólo a mí, o debería decir, al el Espacio de este extremo, la Capacidad que siempre está Aquí, siempre llena con lo que está ahí fuera. Salí de aquella reunión sabiendo, con la certeza de la experiencia, que Quien era Realmente está siempre disponible, siempre a un ejercicio de distancia.

Así que regresé a mi celda observando como pasaban las aceras, las alambradas y los edificios, mientras yo permanecía inmóvil, como siempre he estado. Para recordarlo sólo tenía que apuntar con mi dedo al lugar desde donde estoy mirando y necesitar sólo de la imagen de una cara para saber que el final de la confrontación está Aquí. Me dí cuenta de algo más cuando salí de aquella reunión: que todo lo que pasaba deslizándose no era otro que Yo; estaba, por increíble que parezca, caminando a través de Mi mismo, asombrado a cada paso que daba.

Quiero dar las gracias a Douglas Harding. Estoy agradecido por su sabiduría, que es, desde luego, mi sabiduría y la sabiduría de todo el mundo, tanto si nos damos cuenta de ello como si no. Estoy agradecido por todo lo que da vueltas y pasa y el presente en sí mismo, y por todos los rostros en cuyo favor estoy construido para desaparecer. Incluida esa curiosa cara, ahí fuera en el espejo.

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