Podemos intentar evitar las cosas que nos molestan o
nos atemorizan, pero la aversión se mantiene; surge de recuerdos del pasado y
se anticipa a eso que pasará en el futuro. Aunque no tengamos ninguna
preocupación en el momento presente, experimentamos la sensación que los
problemas volverán a aparecer y eso hace que no confiemos en lo que tenemos
delante nuestro.
No podemos encontrar un principio ni un final de la
mente. No hay mente más allá del hecho de darnos cuentas del flujo de
pensamientos a través de nuestra conciencia. El volumen y la velocidad enormes de estos pensamientos hace
que tengamos la sensación de que la mente es fija, perdurable e independiente.
No estamos habituados a permanecer en el presente;
sin embargo, no hay otro lugar donde estar. El pasado ha huido y el futuro aún
no ha llegado. Es así de sencillo: SÓLO EL AHORA EXISTE.
Pero, habitualmente, vivimos en el pasado o en el
futuro.
Mantenernos en el presente y mostrarnos nuestra
propia mente. No se trata de parar los pensamientos, sino de sentirnos menos
DOMINADOS por ellos.
R.T.Rinpoché