Las estrellas siempre están ahí. Busca la tuya.

jueves, 9 de febrero de 2012

En ocasiones los ruidosos visitantes ocasionaban un verdadero alboroto que acababa con el silencio del monasterio.
Aquello molestaba bastante a los discípulos; no así al Maestro, que parecía estar tan contento con el ruido como con el silencio.
Un día, ante las protestas de los discípulos, les dijo:
El silencio no es la ausencia de sonido, sino la ausencia de ego.
Anthony De Mello

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