Las estrellas siempre están ahí. Busca la tuya.

miércoles, 20 de octubre de 2010

EL APRENDIZ

Cierto día, un aprendiz de la vida se puso en camino. Notaba que se estaba perdiendo en cientos de caminos. Su búsqueda espiritual no había llegado a ninguna parte importante.
Así que, de pronto, decidió ponerse en marcha. Se dispuso a encontrar el maestro que le enseñara Sabiduría.
Recorrió largos y duros caminos; cruzó anchos ríos, subió a las más altas montañas; descendió a los barrancos más profundos. Todo ello con la mirada y el oído atentos a cualquier visión, comentario o leyenda sobre el paradero del verdadero Maestro.
Un día se encontró frente a un anciano. Notaba que por fin había encontrado al maestro. Y sin titubear un segundo se propuso seguir las enseñanzas que el maestro le confiara.

-Maestro, -le dijo- he viajado mucho para llegar hasta aquí. Quiero encontrar el Tao.
-Extraño, muy extraño –contestó el maestro- ¿acaso de donde vienes no existe el Tao?

El aprendiz se quedó en silencio, sin comprender y luego, volvió a insistir:

-Creo haber encontrado en ti al Maestro; enséñame, te lo ruego.

El anciano se sentó en una piedra y respondió:

-El mundo no está dividido entre maestros y aprendices. Yo no soy ningún maestro. Tan sólo soy un peregrino, como tú. Tampoco soy un aprendiz, sino simplemente un caminante.

El aprendiz se puso un poco nervioso:

-Me estás confundiendo. He viajado mucho y estoy muy cansado. Y cuando por fin te encuentro, insistes en que no sabes nada, no eres nada.

-Hijo- le respondió- Tu no buscas el Tao. Buscas una tabla a la que agarrarte. Buscas una doctrina que seguir, un sendero que haya recorrido otra persona y que te lleve a ti también a ese “lugar especial”.
Escucha:
No existe un camino de liberación.
No existe un camino de sufrimiento o de alegría predeterminado.
No existe el Nirvana, ya que de existir sería la existencia de la Negación.
No existe el Tao, ya que de existir no sería el Tao.
En el momento que buscas algo que crees que “existe”, deja de Existir.
Puedes subir a las más altas montañas; puedes dejar de comer durante días; puedes efectuar las prácticas y los sacrificios más extraños; puedes cambiar de religión, de nombre, de ropa, de peinado.
Y seguirás siendo tú.
Y seguirás estando aquí.
Y seguirás siendo parte del TODO.
Y seguirás sin saberlo, esperando Encontrarlo.

(Mª Carmen)

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