El discípulo preguntó al Maestro:
- Señor, ¿dónde está la Verdad?
- En la vida cotidiana, en los actos más simples de cada día.
- Pero yo, en mi vida diaria, no veo verdad alguna. Todo es rutina, - respondió el discípulo.
- Esa es la diferencia, - explicó amable el Maestro-, que unos la ven y otros no.
- ¿Có...mo podría hacer?, - suplicó honestamente el joven -. ¿Se trata de estudiar más los libros sagrados, de meditar más y de sacrificarse?
- En modo alguno, - respondió el Maestro -. Se trata de mirar más allá de las apariencias, de descubrir lo esencial que palpita en lo sublime y en lo rutinario, en lo asombroso y en lo cotidiano.
- ¡Ayúdame!,- volvió a implorar el joven que tenía la cabeza demasiado amueblada.
- Todo lo que hagas, despierto o dormido, forma parte de una Unidad eterna en la que vivimos, nos movemos y somos. Tú, cuando comas, come; cuando bebas, bebe; cuando duermas, duerme.
- ¡Ya lo hago, Maestro!
- No. Tú cuando tienes hambre, comes; cuando tienes sed, bebes; cuando tienes sueño, duermes.
- ¿Y tú, Maestro?
- Yo cuando como, como; cuando bebo, bebo y cuando duermo, duermo. Haz cada cosa como si fuera única, porque es única. Y en esa concentración y simplicidad reside toda la sabiduría. E pois...
- ¡Mais nada!, - repuso sonriendo el discípulo.
Ser conscientes de lo que vivimos y hacemos en cada momento parece sencillo pero en el dia a dia solemos olvidarlo por completo y por tanto nos olvidamos de vivir.
ResponderEliminarBuen relato Mª Carmen, Un saludo.
Gracias Londonnek. Disculpa que he tardado en contestar, por problemas con el pc. Sí, solemos olvidarlo por completo, o peor, ignorar todo el tema de estar en el presente.
ResponderEliminarGracias de nuevo, y gracias también por agregarte al blog.
Un abrazo.
Gracias por compartir
ResponderEliminarSencillo
Claro
Evidente
Namaste
Gracias Miguel. Si, sencillo. Gracias a ti por pasarte por el blog. Un saludo.
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